Por Marcela Morales Gómez

La confiabilidad es el principal factor sobre el cual se construyen las relaciones y las empresas, es parte de la cultura organizacional que se teje con valores y principios que, a pesar de los cambios, permanecen en el tiempo.

Aunque el término confiabilidad se aplica a procesos, tecnología y operaciones, son las personas las que garantizan la aplicación de este principio fundamental y sus acciones determinan los resultados esperados.

Cuando se trata de cumplir las funciones de un cargo, el ideal es contar con colaboradores confiables, lo que va más allá de presentarse a trabajar a tiempo, de cumplir estrictamente labores encomendadas o, incluso, de prestar alguna colaboración cuando las circunstancias lo requieran.

La confiabilidad es la certeza de contar con empleados con condiciones personales y morales que respondan a los valores y compromisos de sostenibilidad de toda organización.

Vincular empleados es un reto y puede llegar a tener consecuencias catastróficas para su funcionamiento. Con el fin de hacer una buena elección, existen técnicas y herramientas que permiten identificar y aprobar al individuo requerido. No realizar una adecuada evaluación genera niveles de riesgo y aumenta la probabilidad de que se produzcan eventos en los que se combinan factores como la amenaza y la vulnerabilidad.

Existe diferentes riesgos al interior de las organizaciones, entre ellos, el hurto, que afecta gravemente los resultados económicos de un negocio. Los perjuicios de esta mala práctica son muy difíciles de cuantificar, ya que gran parte no se reportan ni se evalúan adecuadamente.

En la actualidad, se hace necesario aplicar procesos que permitan el análisis y la aplicación de herramientas que certifiquen la idoneidad en las personas que se van a contratar. Estos estudios de confiabilidad